El británico Steve Carr se fijó por primera vez en el Stadium Course de Camiral Resort en 1999. Durante estos años, ha escrito sobre él, jugado en él, lo ha fotografiado, y, ahora, está tan enamorado del estilo de vida de Cataluña, que tiene una casa junto al fairway 17.
Fue en septiembre de 1999 y fue amor a primera vista. A pesar de que no había ninguna señalización, finalmente encontré lo que estaba buscando en un camino de tierra justo al lado de la N-II. Salí del coche, al lado de la modesta Casa Club, y caminé rápidamente hacia el primer tee del Stadium Course. En ese momento reinaba la paz, no había nadie a mi alrededor y todo estaba misteriosamente silencioso. Me quedé impresionado.
En aquel entonces trabajaba para Golf World Magazine y me enviaron a ver esta nueva joya en Cataluña (Stadium Course). Muchas de las palabras que escribí en la revista sobre mi primera impresión del campo se siguen manteniendo después de más de 20 años.
“Desde el primer tee, todo lo que veo es un oleaje de pinos, robles y olivos, y un fairway de un verde intenso que se aleja de mí. El sol besa las copas de los árboles y crea una ondulación en el suelo con su luz. El rocío aún se aferra a las laderas, y, entonces me pregunto si puede haber algo más increíble.”
Me siento extremadamente afortunado de haber tenido esa conexión con Camiral Resort y su gente desde ese día memorable, como fotógrafo del campo, proveedor de las guías del campo y ahora como socio y residente. Aunque el resort ha cambiado mucho en estos 20 años, todavía siento esa conexión especial cada vez que entro en él y experimento el día a día de la vida de PGA.
Nada puede superar un buen día de juego en uno de los mejores campos de Europa, seguido de una bebida fría en la terraza de su Casa Club. Pocas cosas me gustan más que, de vuelta en casa, situada en el fairway 17 , descorchar una botella de Garnatxa Blanca de la Terra Alta y ver a los últimos golfistas del día pasear bajo la puesta de sol.
Una de las ventajas de vivir en una villa cerca de la Costa Brava en Camiral Resort es la posibilidad de salir fuera del resort durante el día. Una excursión a la antigua ciudad de Besalú, 40 minutos al norte del resort, o a Cadaqués, en la costa, para ver la casa de Dalí. Una muy buena opción, es un paseo por las calles medievales de Besalú y acabar con una comida en el restaurante Pont Vell, con vistas al puente viejo por donde cruza el rio Fluvià.
Después de comer unas gambas de Palamós a la barbacoa, podemos dirigirnos al casco antiguo de Girona y, antes de disfrutar de una cena en Occi, Llevataps o Vintages, tomar un aperitivo en la Plaça del Vi 7, Vadevins en el Carrer dels Mercaders, o en el Zanpanzar Tapas Bar.
Es una ventaja poder disfrutar de cada una de las estaciones del año en Camiral Resort ya que me permite practicar mi deporte favorito durante todo el año. En los últimos dos años he visitado Camiral Resort a finales de enero, y aunque a veces tienes que esperar a que desaparezcan las heladas ocasionales, jugar en los fairways casi vacíos es un placer y el paseo es fantástico, algo que se hace difícil en verano con el calor. No obstante, otoño es probablemente mi estación favorita, cuando todavía hace calor en Cataluña, pero ya está llegando el frio a Inglaterra. Siempre pienso que es la última oportunidad del año para ponerte pantalones cortos y disfrutar del calor, y de una larga y tranquila comida (probablemente el risotto de champiñones) en el The Club Café.
Pero por mucho que disfrute de la hospitalidad de Cataluña y el relajado estilo de vida del resort, no hay duda que, para mí, la estrella sigue siendo el Stadium Course. Todavía hoy me emociono de la misma manera que lo hice en mi primera ronda, después de la cual escribí: “Brillante, brillante. Es grande, generoso, pero peligroso. Los fairways caen en picado desde tees elevados, los verdes se tambalean al lado del agua, y todo está maravillosamente diseñado. Salí desconcertado por su poder.”
Podría decir que todavía estoy enamorado.